Tu pequeño se ríe sin control durante un minuto y se tira al suelo dando patadas y gritando al siguiente. ¿Sientes que te va a explotar la cabeza? Bienvenida al mundo de las emociones de tu niño en sus primeros dos años de vida. Durante este tiempo tu bebé se podrá sentir abrumado mientras aprende cómo navegar el proceso de reconocer, comprender y manejar sus emociones y las de los demás.
Tener la capacidad de reconocer, entender y manejar nuestras emociones y las de otros constituye nuestro CIE, o cociente de inteligencia emocional. Un CIE alto se ha asociado con mejores relaciones, con el éxito académico y laboral y con el bienestar psicológico. Al igual que el CI (cociente de inteligencia), se piensa que el CIE es el resultado de factores genéticos y de experiencias de vida. Tu hijo puede tener ciertas características de personalidad que son simplemente parte de su esencia, pero estudios muestran que sus experiencias directas contigo inciden en su CIE.
Lo que puedes hacer
Cultivar las habilidades emocionales de tu hijo será cada vez más complejo con el paso de los años, pero desde el momento en que llegues a casa del hospital con él recién nacido, puedes guiarlo hacia un desarrollo emocional saludable teniendo en cuenta lo siguiente:
Ayúdalo a aprender sobre las emociones. Ser capaz de reconocer y etiquetar las emociones es el primer paso para aprender a lidiar con ellas. En estos dos artículos exploramos el desarrollo típico de las emociones durante el primer y segundo año de vida y cómo puedes apoyar ese aprendizaje. Nuestro programa BabySparks es una buena fuente de actividades para enseñar a tu niño sobre las emociones.
Ayúdalo a entender las emociones. Imitar emociones y hablar de ellas son excelentes maneras de ayudar a tu niño a entender por qué está sintiendo lo que siente. Si llora cuando la abuela se va hazle un gesto de tristeza diciendo: «Es triste que la abuela se vaya, ¿no? Estoy triste también». Este comentario le ayuda a dar sentido a sus sentimientos.
Enséñale que las emociones no son malas y que se puede aprender a manejarlas. Los psicólogos han relacionado a los niños que sienten vergüenza emocional con problemas como el mal comportamiento, el matoneo (como víctimas o victimarios), la ansiedad e incluso la depresión. En los primeros días de vida, cuando levantas a tu bebé llorando de la cuna y suavemente le susurras en su oído, le estás enviando el mensaje de que está bien sentir angustia y que ésta se puede manejar. Del mismo modo, cuando tu niño lanza su taza al suelo al decirle que no puede comer más galletas, explicarle que está bien sentirse molesto pero que no está bien lanzar cosas, le permite aprender que sus sentimientos están bien, pero no su comportamiento. En el largo plazo, esto le enseñará a tu hijo que no podemos controlar las emociones que sentimos, pero sí la forma en que lidiamos con ellas.
Muéstrale qué hacer con las emociones negativas. Durante estos primeros años de vida de tu pequeño, sus respuestas a las emociones negativas probablemente serán tan intensas como las emociones mismas. Por ejemplo, al ponerse bravo es posible que tu niño intente golpear o morder. Tu puedes enseñarle herramientas para manejar sus disgustos de una manera saludable, como tomar respiraciones profundas o decir «¡estoy bravo!».
Recuerda también que desde el principio tu pequeño está poniendo atención a cómo manejas tus propias emociones. Si gritas, él aprenderá a gritar. Si entras en otra habitación para calmarte cuando estás enojada, él aprenderá que es posible regular las emociones. Es normal que no lo hagas a la perfección siempre. La crianza de los hijos es difícil, especialmente cuando tu bebé está tirando comida al piso o está en medio de una rabieta. Sin embargo, ser consciente de cómo estás lidiando con tus emociones y esforzarte consistentemente para mostrarle con tu ejemplo lo que quieres que él aprenda, es una poderosa lección de regulación emocional.
Muéstrale como manejar las emociones positivas. Al igual que orientas a tu hijo sobre su comportamiento cuando está molesto, también puedes mostrarle qué hacer cuando experimenta sentimientos positivos como orgullo y emoción. La primera vez que encaje exitosamente una pieza de rompecabezas, es posible que se voltee hacia ti con una mirada de sorpresa en su cara. Si sonríes y aplaudes aprenderá que si se siente orgulloso puede celebrar. O si está entusiasmado con la llegada de la abuela puedes decirle: «Es emocionante que la abuela venga, ¿no? Pongamos música para bailar mientras esperamos!».
Fomenta la empatía a través de ejemplos. La capacidad de imaginar lo que otra persona siente y responder apropiadamente es una habilidad que evoluciona con el tiempo, pero que comienza en la infancia cuando tu bebé siente angustia y tú te comportas empáticamente. Puedes modelar la empatía en las interacciones de la vida real y durante el juego («La jirafa está sin compañía. ¿Crees que está sola? Vamos a preguntarle si quiere jugar»).
El desarrollo emocional de tu hijo puede sentirse como una montaña rusa (y espera a que sea adolescente…), pero el esfuerzo que pongas para guiar ese desarrollo, especialmente durante estos primeros años puede posicionarlo para cosechar los beneficios de tener un CIE saludable.